Los alimentos tienen componentes poderosos que afectan la química de nuestro cerebro. En este sentido, se puede afirmar que lo que comemos tiene relación directa con la forma en que nos sentimos.
Vitamina D
La Vitamina D es primordial para mejorar nuestro estado de ánimo. Esto se da porque interviene en la producción de serotonina, uno de los neurotransmisores que gobierna la depresión.
Nuestro cuerpo produce Vitamina D en forma natural cuando nos exponemos a la luz del sol, (entre 10 y 15 minutos diarios parecen suficiente para su producción), pero la mayoría de las personas no se exponen lo suficiente al sol y, en consecuencia, necesitan hacerse del resto de la vitaminaD a partir de los alimentos. Además de en los productos lácteos, la Vitamina D puede encontrarse en el salmón, el atún, las sardinas, y los huevos.
Carbohidratos
Los carbohidratos complejos, por su parte, contribuyen a estabilizar los niveles de serotonina y, en consecuencia, a reducir la irritabilidad. Para ello, los cereales integrales, las frutas, las papas, el arroz y las legumbres son la mejor opción.
Consejos anti-ansiedad
- Alimentos naturalmente altos en ácido fólico, como la espinaca, las naranjas, y las semillas de girasol, pueden ayudar a tratar la melancolía y a reducir el riesgo de Alzheimer
- Masticar alimentos crujientes, como apio, manzana, zanahoria, pan integral hormeado entre otros, pueden hacernos sentir más felices porque estimulan la producción de serotonina.
- Realizar ejercicio en forma regular sin sobre exigir los propios límites de nuestro cuerpo.
- Y por supuesto una ley que parece primordial: Ingerir algo cada cuatro horas como máximo para mantener estabilizados los niveles de azúcar en sangre y de esta forma evitar las ansias incontrolables por comer cualquier cosa y en gran cantidad.
ALGUNOS CONSEJOS:
- Nuestra comida debe ser sabrosa y fácil de digerir.
- Debemos consumir una cantidad adecuada de alimentos, ni muy poco ni demasiado.
- No comer hasta llenarse, sino que quedar con la sensación de que estamos satisfechos, sin embargo podríamos comer algo más.
- Comer en los horarios más regulares posibles.
- Debemos de comer en un ambiente placentero, de lo contrario hasta la comida más naturista nos producirá indigestión.
- Evitar comer cuando estamos tristes o enojados.
- Siempre comer sentado.
- No hablar mientras masticamos.
- Comer lentamente, sin alargar el proceso exageradamente.
- Concentrarnos en lo que estamos realizando (alimentándonos)
- Los alimentos que consumamos en una comida deben ser compatibles.
- Beber agua tibia mientras comemos.
- Nuestra comida debe complacer todos nuestros sentidos, la vista, el olfato y por supuesto el gusto.
- Agradecer por el alimento que recibimos. La gratitud es un reconocimiento de ese vínculo con el alimento e inicia una actitud positiva para digerir nuestro alimento.
- Conectarnos con el alimento de modo que seamos nosotros quienes decidamos si tal alimento es beneficioso o no para mi cuerpo y espíritu.