Si el azúcar es una constante en tu dieta, piénsalo antes de comerte ese postre. Cuando entra al torrente sanguíneo, se engancha a las moléculas de la proteína, incluyendo las que se encuentran en el colágeno. Esto hace que se degrade el colágeno y la elastina, lo que provoca la flacidez y las arrugas.
¿Qué hacer? Baja significativamente el consumo de azúcar. No consumas sodas, ni dulces. Recuerda que el azúcar también se encuentra en alimentos no tan obvios como el arroz y el pan blanco (se convierten en azúcar).
Si tienes mucho antojo de azúcar, cómete un cuadrito de chocolate oscuro que contenga por lo menos 70% de cacao. Calmará tu ansiedad porque está lleno de antioxidantes que te protegen de los radicales libres.
También ingiere vitamina C, que incrementa la producción de colágeno.
Algo sencillo, toma té de jengibre y canela que es antinflamatorio y además baja los niveles de azúcar en la sangre.
En un avión estás mucho más cerca de los rayos UV, estos penetran los cristales y a ese nivel de altitud son más agresivos. Además, el aire es notablemente más seco.
¿Qué hacer? Toma mucha agua durante el vuelo para mantenerte hidratada. Evita las bebidas alcohólicas porque deshidratan. Aplica una crema humectante y factor de protección solar 50+ y, si sientes que los rayos están muy fuertes, baja la persiana.
Las mujeres que pasan los 40 y aquellas que comienzan a acercarse a la menopausia producen menos estrógeno, el cual estimula la producción de colágeno. Tu piel se va volviendo más flácida, arrugada y seca.
¿Qué hacer? La manera más fácil es usar crema humectante en la cara y cuerpo en la mañana y en la noche. Busca texturas densas, ya que van a atraer humedad del aire y la van a sellar en tu piel. Sé generosa y aplica una capa gruesa.
Si eres muy delgada, subir un par de kilos va a rellenar tu piel, pero si tienes sobrepeso corres el riesgo de que tu cuerpo genere más insulina y cortisol, ambos debilitan las fibras de colágeno y elastina.
Estar cinco kilos arriba de tu peso recomendado puede generar flacidez en tu piel. Si subes y bajas constantemente con dietas yo-yo, afectas la elasticidad de tu piel porque la estiras y aflojas con frecuencia.
¿Qué hacer? Ponte el objetivo de mantenerte en tu rango de peso.
El estrés es uno de los principales factores de envejecimiento del siglo XXI, te envejece porque tus niveles de cortisol se incrementan y reducen la capacidad de la piel para regenerarse.
¿Qué hacer? El mejor antídoto es el ejercicio. Hacer pilates, yoga, caminar u otro despegue que disfrutes son maravillosos reductores del estrés, la actividad física favorece la oxigenación del cuerpo y ayuda a controlar el estrés cotidiano.
La depresión está asociada con la reducción en la producción de la hormona de crecimiento lo cual impide que la piel se regenere durante el sueño. Además, cuando te sientes deprimida, lo último que quieres es cuidarte. ¡OJO!
¿Qué hacer? Cuando estás deprimida debes tener la voluntad de aliviarte y tomar los pasos necesarios para sentirte mejor. El “echarle ganas tú sola” difícilmente te ayudará. Haz ejercicio, es el mejor antidepresivo natural. Busca ayuda con un especialista en el tema, puede ser un psicólogo que te ayude a superar la causa de tu depresión.
Dormir es uno de los grandes retos de esta nueva era. Dormir, es fundamental porque es el momento más significativo de la regeneración celular.
¿Qué hacer? Ponte como objetivo dormir entre siete u ocho horas. Apaga computadoras, televisión y cualquier aparato electrónico media hora antes de dormir porque son sumamente estimulantes.
Aplícate unas gotitas de aceite de lavanda en muñecas, tobillos y frótalo en las palmas de las manos y después huélelo. Respira profundamente y relájate.
Vía: NuevaMujer