La mayoría de la gente recibe terapias en un sitio asignado para ello. Los locales cambian, pero el más habitual es recibirlos en centros especializados, como un centro de bienestar, un spa u otro establecimiento terapéutico. Sin embargo, el masaje es cada vez más común en otros lugares, como clínicas y centros de rehabilitación. El masaje en silla también se oferta en establecimientos tales como galerías comerciales, estaciones de transporte o eventos sociales.
Si sientes que podrías necesitar un masaje de relajación, debes continuar leyendo, porque en este artículo te contaremos en qué consiste uno.
Antes que nada, asegúrate de que tu cita llega en un buen momento. Cambia la visita si tienes fiebre, eccemas en la piel, dermatitis o si estás tratando de encontrar la dosis necesaria para un medicamento porque el masaje puede afectar a esto. No comas justo antes de tu masaje.
Tómate el tiempo necesario para acudir a tu cita con tranquilidad. En cuanto te apresuras y llegas estresado, tardarás más tiempo en relajarte.
Por lo común, el contacto inicial comienza con un estudio de tu historial, por lo que debes llegar temprano para tu primera visita para dar a conocer tus datos. En general, un historial de salud te pedirá información sobre:
Estado clínico general.
Patologías relevantes.
Tu nivel de dolor o incomodidad en días plácidos y aciagos.
Aquello que colabora en reducir la desazón y lo que la incrementa.
Datos de contacto.
El masajista estudiará tu historial y tendrá una entrevista contigo. Puesto que la terapia podría influir en muchas partes del cuerpo, como el sistema nervioso y el corazón, es bueno que des al masajista todos los detalles sobre tu salud. También debes informarle sobre todo tipo de medicamento o producto homeopático o farmacológico que estés consumiendo, ya que la terapia puede potenciar o disminuir el efecto de los medicamentos, como los que se recetan para controlar la presión arterial. Conocer tu historia médica le permitirá al masajista valorar si pudiera existir cualquier motivo para evitar el masaje o sustituirlo por una técnica más apta para tu dolencia.
El masajista te hará rellenar un cuestionario para diseñar mejor una terapia que se adecúe a tus necesidades dentro del tiempo estipulado. Permite al masajista conocer en qué áreas de tu cuerpo le gustaría actuar, si hay zonas donde no se debe trabajar y si tiene alguna técnica que le gustaría usar o evitar.
El masajista realizará un pequeño informe sobre el trabajo que realizará en cada sesión y luego saldrá de la sala para que puedas quitarte ropa conforme creas necesario y conveniente.
Cuando estés preparado, acuéstate en la camilla y cúbrete con la sábana u otra tela que te proporcionen. El terapeuta llamará a la puerta previo al regreso a la sala de masaje. Una vez en el masaje, recuerda respirar, ya que esto ayudará a que te relajes. A veces la gente aguanta la respiración cuando se actúa una zona delicada, pero es mejor mantener una respiración uniforme.