Hoy en dÃa tenemos la suerte de que la medicina parchea los desastres de nuestra alimentación lo que nos permite prolongar nuestra existencia...
Es común que veamos en titulares de revistas lo importante de una alimentación sana y equilibrada, pese a esto, debemos tener claro que no existe un tipo de dieta estándar que sea idónea para cada individuo y que sostenga los mismos beneficios para todos. Si podemos encontrar pautas alimentarias o consejos que pueden servir como guías, no obstante, una adecuada alimentación se basa en las particularidades físicas, mentales y espirituales de cada uno de nosotros, de esta forma alimentos que pueden ayudar a una persona pueden ser contraindicados para otra. Sin embargo se puede asegurar que existen sustancias perjudiciales para todos por igual y que paradójicamente están más a nuestro alcance que los productos naturales, nos referimos a los snack, comida chatarra, bebidas, azúcar refinada entre toda la gama de productos industrializados que lejos están de considerarse alimento. De esta forma es que diariamente ingerimos un exceso de calorías, estamos más sobrealimentados, más desnutridos y más obesos.
Muchos científicos postulan a la idea que si la industria de la alimentación hubiera existido desde el principio de la humanidad en el Planeta, seguramente no hubiéramos sobrevivido. Hoy en día tenemos la suerte de que la medicina parchea los desastres de nuestra alimentación lo que nos permite prolongar nuestra existencia pero ¿En dónde hemos dejado el concepto de alimento como medicina de Hipocrátes (padre de la medicina occidental)?.
Es así como cada día es más difícil que nuestro cuerpo encuentre su propio equilibrio por si solo y debemos recurrir a un profesional como si la naturaleza no nos hubiese dotado de la sabiduría de cómo sobrevivir y alimentarnos.
El problema es que los humanos estamos tan alejados de nuestra esencia y naturaleza que los mensajes que recibimos de lo que nos apetece comer se basan, principalmente, en lo que la industria de la alimentación nos dicta, o sea azúcares, grasas y otras sustancias espantosas para nuestro organismo que no nutren nuestras células.
Por esto entre muchas otras condicionantes es que como nutricionista me he propuesto acercar a través de cambios en la alimentación al hombre con su esencia y naturaleza.
Uno de mis grandes objetivos como terapeuta es que cada uno de nosotros logre volver a la alimentación instintiva, en donde es el cuerpo el que nos indica que necesita y son los sabores que este nos pide el reflejo exacto de lo que cada célula solicita, lo que como seres integrales requerimos para vivir en armonía.